Tuesday, December 23, 2008

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Sunday, November 30, 2008

El consumismo

Video realizado por alumnos de Tercer Año (editado y subido a Internet por Pablo Delgado) para la materia Geografía II.

Thursday, November 13, 2008

La historia, los Ipods, y los problemas

Una experiencia piloto en nuestro instituto de Nivel Superior combinando el uso de tecnologías portátiles con evidencias de la historia argentina reciente

Palabras, imágenes, historias

Una de las frases que más escuché en los últimos dice que vivimos sumergidos en un contexto saturado de imágenes y sonidos, que formamos parte de una cultura de la imagen que lo impregna todo, más allá del arte.
Imágenes, música, videos: un neolenguaje que irrumpe y se hace visible en la ropa, los discursos, la identidad, la ciencia, la actualidad, la estética.
Una tendencia que se ha instalado en casi todos los ámbitos de la vida donde existen instancias de comunicación, pero que curiosamente (¡o no! ¡ay!) parece no haber llegado del todo a las aulas.
Los docentes nos batimos en un duelo de previsible final contra los “distractores” que conquistan el tiempo libre de los jóvenes: la televisión, Internet, la música…

Peleamos desparejos, llevamos las de perder. Insistimos quejumbrosamente en la necesidad de sentarse a leer, nos apenamos con sinceridad del empobrecimiento del vocabulario de nuestros alumnos. Sabemos, no obstante, que estamos ahí para enseñar, y entonces, con mayor o menor talento, tratamos de enseñar, de explicar, de contar…
“Contar historias” es una de las tareas generacionales más humanizantes. Para contar una buena historia se requiere pericia. Captar la atención del que escucha, causar cierta empatía, despertar la curiosidad, mantener la expectativa.
Contarle una buena historia a un adolescente entrenado en pescar la idea de una publicidad, habituado a la ametralladora de fragmentos de un video clip, canchero en las lides de captar el mensaje que un cambio de velocidad supone en un videojuego… es por lo menos espinoso.
Algunas veces basta con la PALABRA. Un buen narrador pinta con palabras, juega con palabras, sostiene con palabras la tensión de un final inesperado.
Pero muchas veces –y cada vez más veces, diría yo- la simple palabra no alcanza. Acunado por la cultura de la imagen, el adolescente se aburre mortalmente y te lo hace saber con total descaro. Larga unos bostezos en clase que harían palidecer al hipopótamo, de ser ello posible.
El discurso lo anestesia, la lectura lo adormila. Cumple, para poder salir al recreo. Un espanto para un docente que ama lo suyo.
Las palabras que cuentan historias ya no causan efecto. Las historias no cuentan la Historia. El resto del mundo (afuera de la escuela, o peor aun, apenitas en la frontera) merodea y asoma.
En ese punto apareció la idea: contar la historia con más que palabras.

El violento oficio

De la historia argentina reciente tenemos disponibles, en múltiples formatos, una buena cantidad de recursos que pueden hablar por sí mismos. Archivos de audio, fotos, imágenes de noticieros, temas musicales, publicidad gráfica, testimonios directos de muchos sucesos, por decir algunos.
Entonces, siguiendo una línea originalmente planteada desde la perspectiva filosófica y pedagógica, elegimos narrar una parte de la historia argentina contando una historia de vida. No de un prócer inobjetable, no de un personaje muy conocido (hablando en términos de historia escolar clásica, claro está), sino a través de la vida de una persona que hemos considerado emblemática. Un periodista, un militante, un hombre común, atravesado por dudas y contradicciones.
Elegimos a Rodolfo Walsh para mirar a través de su vida ese momento de la historia del país. Elegimos a Rodolfo Walsh porque ilustró su vida cambiando de partido político, viajando, produciendo escritos, dejando archivos sonoros, ejerciendo varios oficios terrestres, de los cuales destacamos el violento oficio de escritor.
Las tapas de los diarios que pudo haber leído Walsh, las voces de sus familiares y amigos, las cortinas de audio de los programas de radio, las emisiones de los noticieros de esos días, las fotos de sus viajes, las copias mimeografiadas de sus cuentos…todo forma un collage que se puede recomponer, como un puzzle, no exacto ni idéntico (¡cómo negar el tamiz de nuestra selección!) pero que describe ese momento histórico de una manera más vital y más accesible.
Reunimos el material en un CD, en el que además de los archivos referidos concretamente a la vida de Walsh, incluimos historietas, galerías de fotos, textos…
Bajo la supervisión del profe Juan (el de la idea…) re-escribimos y dimos diseño[1] a un dossier que imitaba una primera plana con la noticia de la muerte de Rodolfo Walsh.
Adentro del dossier, desenrollándose como una espiral invertida, los detalles que podían ayudarnos a entender quién lo mató, por qué, para qué. Las voces fragmentadas de amigos que lo evocan, las palabras del propio Walsh en clave literaria o periodística, imágenes que sugieren, preguntas que abren otras puertas…
Con ese material, y también con una serie de videos breves hechos sobre la base de dos momentos cruciales de la vida de Walsh (y de la historia del país: 1955 y 1976), armamos una jornada de capacitación para docentes.
En esa jornada los profesores del Instituto oficiaron de coordinadores o expositores, y los alumnos de 3er y 4to año de la carrera trabajaron junto a los grupos de profesores, orientándolos en la consulta de los materiales y alentándolos a exponer sus propias sugerencias de uso.
La idea era transmitir un mensaje doblemente interesante: por un lado, mirar la historia “desde abajo”, desde la vida de un hombre común. Por el otro, mirar la historia no solo como un relato que se puede narrar, sino también como un mosaico roto que se puede tratar de reconstruir, y que tiene muchas facetas y muchos componentes todavía vivos.
De esta parte de la historia tenemos mucho más que evidencias fósiles: es una especie de suicidio educativo no utilizarlas.
Rodolfo Walsh fue nuestra elección, pero el dispositivo, la idea que mueve este estilo de abordar la historia, admite ser trabajado con otros personajes paradigmáticos en otros lugares y momentos. Cedemos libremente la idea a quienes quieran tomar la antorcha…

Y llegaron los Ipod (primer desvío)

A mitad de año, por un convenio entre educ.ar, el portal educativo del Estado Argentino, y nuestro instituto, se puso en marcha una experiencia piloto de uso de dispositivos portátiles, los Ipods, con fines educativos.
En una primera charla, a medio camino entre la técnica y el sentido pedagógico de usar este tipo de tecnología, se pactó hacer un primer intento cargando en los Ipod algunos de los contenidos multimedia del “proyecto Walsh”.
La hipótesis original de los asesores externos era trabajar con los alumnos del profesorado, con algún docente interesado especialmente en la incorporación de tecnología en sus clases, como un recurso innovador. Una aplicación del esquema clásico 1:1.
De entrada consideramos que ese esquema, si bien podía resultar excelente para el grupo “afortunado” marcaba una brecha interna que no nos pareció saludable. Tampoco resulta muy simpática la imagen de un único profesor interesado, ni un único profesor “responsable del proyecto”.
Planteamos, pues, la primera divergencia con el modelo uno a uno.
Los dispositivos son un buen recurso, pero hay que compartirlo: todos los alumnos del instituto, como futuros docentes, tendrán acceso a ellos y todos los profesores que lo deseen, también.
Elsa, la profe de Economía, sumó rápidamente su proyecto de grabación de “cortos” de audio que presentaran en no más de dos minutos una síntesis de un tema trabajado en clase.
Fernando, de Historia Argentina, propuso “mudar” a los Ipod el resultado de un trabajo en grupos basado en la documentación de un hecho histórico puntual, en estilo guión multimedia. Los temas elegidos: patagonia rebelde, reforma universitaria, semana trágica.
Se habló de usar los grabadores para tomar entrevistas…
En fin: Lo más grave que podría pasar es tener que establecer turnos: correremos ese riesgo.

Y llegaron los Ipod (segundo desvío)

La segunda bifurcación vino rápidamente y casi como una consecuencia de la primera: una alumna de tercer año, Mariela, preguntó si podía usar los Ipod en su práctica docente, con un grupo de chicos de segundo año de polimodal, en la escuela media 3, estatal, de nuestro distrito.
El material estaba casi listo, ya que el contenido de la clase eran los sucesos de la última dictadura militar, anticipados y descriptos con helada precisión por Rodolfo Walsh en su famosa “Carta abierta a la Junta”, y que ya teníamos en formato video[2], en 5 fragmentos diferentes.

Allá se fueron los Ipod, circulando rápidamente de mano en mano, los chicos se encargaron con velocidad de administrar los menúes, encontrar cada grupo el video que le tocaba ver y oír, para poder luego hablar de ello, discutir, exponer opiniones.
Cinco minutos después de haber tocado el timbre que marcaba el final de la última hora hubo que pedirles que guardaran las cosas, que era hora de salir del cole, de volver a casa.
“La semana que viene, música” prometió Mariela “y fotos”
Para esa clase ya vinieron afilados: tenían preguntas, tenían hipótesis, tenían dudas nuevas. Algo sutil y movilizador se había puesto en marcha.









El mismo material, pero enfocado diferente, le sirvió de base a Daniel, de 4to año, para unas clases con chicos de secundaria básica que debían trabajar sobre los derechos humanos y en especial sobre el derecho a la libre expresión.

Para el lunes siguiente hubo que cargar en los Ipod un álbum de imágenes sobre los inicios del radicalismo, porque Ximena preparó una práctica donde quería trabajar a partir del humor popular: caricaturas de periódicos de época que mostraban a Yrigoyen trepado al congreso, o caminando en 4 patas con cuerpo de peludo. Completaba el combo una secuencia de fotos “reales” de la época y un video captado de un noticiero, que mostraba las dimensiones del cortejo fúnebre de aquel histórico presidente argentino.
En este caso no tocó el timbre de la última hora, pero se les pasó, íntegro, el recreo, ya que los chicos pidieron, después de cumplida su tarea, autorización para ver los demás videos contenidos en los dispositivos… y esto generó una cadena de nuevas preguntas y respuestas, que como brillantemente describió Ximena “necesitaban tener un sentido” más allá de las respuestas descriptivas.

Quién es el primer uno del “uno a uno”

Recuerdo un chiste pavo que dice así
“-¿Cómo salió el partido?
-Cero a cero
-Ajá. ¿Y quién hizo el primer cero?”

Porque, claro aunque se trata de una igualdad, siempre hay un término que va antes que el otro. Y el que se menciona antes es, a qué dudarlo, el de mayor valor.
Voy a decir algo que sonará contradictorio: siempre me hizo “ruido” el esquema de los pilotos uno a uno. Y no por razones sociales, por pruritos respecto del egoísmo o el individualismo.
Sino porque soy desconfiada de cierto optimismo depositado en los objetos.
El modelo 1:1 de computadoras se resume en “una computadora, un chico” o “una computadora por chico” (como sea, el primer uno siempre es la computadora, el segundo es el chico…)
No soy ultraísta. Si me lo preguntan, por cierto para la hora de escribir elijo un lápiz para cada chico, y si deben sentarse, una silla para cada chico.
Pero también está bueno poner todos los lápices en el medio de la mesa a veces, e intercambiar. O compartir las sillas si necesitamos apretarnos un poquito para una función de cine en la escuela.
Me di cuenta de que la parte que no me cerraba del 1:1 era quién ocupa el primer uno.
Y en el caso de tener 20 Ipod disponibles, pero grupos de 32, 36 alumnos en una escuela, me parece lícito subvertir la ecuación y llamarlo modelo 2:1 e inclusive 3:1
2 chicos, 1 ipod
3 chicos, 1 ipod (y habrá que acercarse si hay sonido, sí, que le vamos a hacer…)
Y también …
4 chicos, 1 computadora
5 chicos, 1 proyector
10 chicos, 1 sitio web
20 chicos, 1 cámara digital
¿Y 20 chicos con una sola cámara cómo van a producir algo? ¿Pasándosela de mano en mano? Sí, señor, exactamente. Tal como se pasan el litro de gaseosa, y el mando de los videojuegos, que es lo que hacen cuando saben que en el otro se puede confiar…
En todos estos casos se me ocurren alternativas pedagógicas que den sentido al uso de recursos tecnológicos. No al revés: no reclamando objetos para después pensar excusas para usarlos. Pensando conceptos, pensando significados, para después elegir con qué y cómo hacerlos efectivos.
Claro que es más simple paralizarse y decir que no se puede hacer nada hasta que todos tengan “su número uno”. Me falta –menos mal- esa paciencia, yo vivo en el conurbano bonaerense, y aquí las cosas hay que empezar a hacerlas alguna vez.


Historias, imágenes, palabras

Este artículo no cuenta bien la historia. Toma un pedacito y dice algo acerca de lo que pasó y de lo que puede pasar…
Yo no creo que usar ipod en clase cambie el modo en que los adolescentes perciben la escuela: es un camino largo, y hay mucha negociación pendiente. Pero digo que mostrarles que la realidad se cuela y aparece en la clase, que irrumpe y perturba un poco, que desajusta el horario del recreo o la salida, que ese modo de estar en el mundo entendiéndose con las imágenes, que les resulta tan propio y familiar, también puede servir para aprender… es un buen inicio.
Sigo oyendo los ecos de esos vaticinios que le auguraban a la escuela una pronta defunción de no actualizar sus métodos de enseñanza con el concurso de las TIC.
Es evidente que los sistemas educativos no se han remodelado estructuralmente casi nada, y sin embargo gozan de buena salud. La escuela, en su conjunto, aun no tiene asumida la necesidad de incorporar tecnologías.
Pero la tecnología sí tiene maneras de escurrirse y entrar a clase: viene en las mochilas de los pibes, en sus celulares, en los mp4 que camuflan bajo esos pelos inmanejables, aparece en el papelito con un email que circula de mano en mano…
Podemos luchar ciegamente contra ello, o podemos ser astutos y aprovecharlo.

El profesor Fernando suele comentar que la frase “con eso no tengo historia” o “con tal persona no hay historia” se entiende sin dobleces como “no tengo problema
Inversamente entonces, si tengo historia, tengo problemas.
O sea: ¡la historia es un problema!
Y yo no conozco otra forma de resolver problemas que no sea enfrentándolos, con buen talante y compartiendo la tarea con otros.
Con ipods, con libros, con guijarros, con lo que sea: si nos equivocamos por utópicos, la Historia nos absolverá. ;)
VeRa

[1] Nobleza obliga: el diseño del dossier lo hizo Pablo Delgado, alumno de tercer año del profesorado
[2] Tomamos de Youtube una excelente serie de 5 videos, realizados por la Facultad de periodismo y comunicación visual (no se alcanza a distinguir la Universidad) llamada “La sublevación de la palabra”

Monday, February 25, 2008

Videasta en puerta

Este videoclip lo realizó María Ester Favre con materiales del paseo a Martín García.
Bien por la garra, bien por empezar a animarse con las TIC!

Aqui lo tienen, que lo disfruten (suban el volumen)


Tuesday, November 13, 2007

No entiendo, no entiendo, díganme como se hace...

Acerca de esas veces en que nos negamos a los nuevos recursos diciendo "DE ESTO NO ENTIENDO" porque era más fácil antes, porque estaba acostumbrado así, porque nadie me dijo que había que abrir el libro para leerlo...

Un video muy irónico acerca de la comprensión, la innovación, la resolución de problemas...
Que lo disfruten.


Friday, November 02, 2007

Filosofía barata y zapatos de goma

HAGAN CLIC SOBRE LA IMAGEN PARA VERLA EN GRANDE!!!!

Tuesday, October 30, 2007

Desatar el pasado, entender el presente

Dice Martín Segura:


Hola chicos

Hoy en el diario Página 12, salió una nota titulada "La Argentina desatada" del historiador Jorge Gelman.
Allí se menciona una colección de libros sobre historia argentina que comenzó a salir y continuará el año proximo.
Uno de ellos es sobre el peronismo. Entonces, especialmente a los alumnos de 3° y los que fueron a la clase abierta les sugiero que lean esa nota y se hagan la siguiente pregunta: ¿vieron cuánta actualidad y vigencia tiene la clase abierta sobre el peronismo despues de las actitudes electorales del domingo 28 y los discursos post-electorales de los vencedores y vencidos? Volviendo a la pregunta del Prof. Luaces ¿que queda del peronismo en el siglo XXI? o ¿que peronismo tendremos en el este siglo XXI?

Estén atentos por que los próximos años nos darán indicios.


Para ver la nota, clic AQUI